Vathek I

Con una entrada del maestro JORGE LUIS BORGES donde enlaza los sueños con un argumento en prosa afirmando que VATHEK es eso, un sueño de vida. Nuevamente un texto menciona a PIRANESI y en la parte musical a MOZART; se dice que WILLIAM BECKFORD escribió la obra en 3 días y 2 noches en 1781: un sueño mágico, la obra surgió de la influencia tutelar del libro de LAS MIL Y UNA NOCHES… El prólogo a la edición de 1876 es una verdarea TORRE DE BABEL, inentendible y extremamente erudita… MALLARMÉ la elogia y dice que quiene se atravan a leerla son verdaderos eruditos pues el texto se mueve hacia todos los lados: se dice que es francesa pues su primera edición es de FRANCIA, se dice que es árabe pues describe cada lugar con exactitud y se presume que sea inglesa, pues el autor BECKFORD es de INGLATERRA.
DESARROLLO DE LA TRAMA
He aquí los PALACIOS DE LOS SENTIDOS:
1ER PALACIO: FESTÍN ETERNO A LO INSACIABLE.
2DO PALACIO: TEMPLO DE LA MELODÍA O NECTAR DEL ALMA.
3ER PALACIO: DELICIAS DE LOS OJOS O SOPORTE DE LA MEMORIA.
4TO PALACIO: PERFUMES O AGUIJÓN DE LA VOLUPTUOSIDAD.
5TO PALACIO: REDUCTO DE LA ALEGRÍA O EL PELIGROSO

VATHEK construyó un edificio tan alto para desafiar a MAHOMA…
VATHEK tenía una mirada asesina y es de ahí de donde parte el estilo gótico d eesta novela. Más adelante entra la princesa CARATHIS, madre de VATHEK, quien ante la rabia del califa por la huída del extraño hombre, ve a su hijo entrar en crisis. De la mujer se da cuenta que era griega y estaba dotada de una inteligencia superior.
El albaricoque, exótico para muchos—es del lejano oriente—. El indio pide un sacrificio a VATHEK: “necesito la sangre de cincuenta niños”, para darle la llave y conducirlo al mundo subterráneo.

Vathek de William Thomas Beckford

Merecedora de un largo y cálido elogio de H. P. Lovecraft en su ensayo `El horror en la literatura` (BT 8163), esta novela de WILLIAM BECKFORD (1760-1844) narra la historia del califa VATHEK, personaje desmesurado a quien su sed de conocimiento acaba precipitando en el Palacio del Fuego Subterráneo, el Infierno, donde encuentra a otros príncipes condenados que le relatan, a su vez, sus desventuras, dando lugar a los llamados tres `Episodios`, publicados usualmente de forma exenta y desvinculados del texto original que los motivó. La presente edición de Javier Martín Lalanda corrige esta omisión histórica y reúne el texto íntegro de un relato que une al exotismo de lo maravilloso y del cuento oriental la truculencia de la narración gótica y un peculiar e irreverente sentido del humor.

William Thomas Beckford

William Thomas Beckford (Fonthill, Wiltshire, 1 de octubre de 1760 - †2 de mayo de 1844) fue un novelista inglés, crítico de arte, escritor de crónicas de viajes y político.

La Abadía de Fonthill fue diseñada para William Beckford por el arquitecto James WyattNació en la mansión propiedad de su padre, antiguo alcalde de Londres William Beckford. A los diez años, heredó una fortuna de alrededor de un millón de libras esterlinas, tierras, y una gran plantación de azúcar en Jamaica.

Esta fortuna le permitió vivir holgadamente para dedicarse al arte, la aquitectura y a la escritura. Tres años después contrajo matrimonio con Lady Margaret Gordon, la hija del cuarto conde de Aboyne, el 5 de Mayo de 1783. Su mujer murió años más tarde al dar a luz. Entre sus descendientes directos se encuentran Rainiero III de Mónaco y el diseñador Egon von Fürstenberg.

En 1782 viajó a Italia y escribió el libro Dreams, Waking Thoughts and Incidents (1783). Poco después escribió su novela gótica más conocida, Vathek (1786), escrita originalmente en francés. Se trata de una obra imprevisible, llena de concepciones fantásticas. Otras de sus obras destacadas son Memoirs of Extraordinary Painters (1780) y Leters from Italy with Sketches of Spain and Portugal. En 1793 viajó a Portugal, país en el que residió durante un tiempo.

Encargó al arquitecto James Wyatt la construcción de la Abadía de Fonthill, terminada en 1807 en la que Beckford ubicó su colección de arte. Fue miembro del Parlamento entre 1784 y 1793 y de nuevo entre 1806 y 1820. Beckford murió el 2 de mayo de 1844 en su residencia de Lansdown Crescent. Está enterrado en la Catedral de Salisbury. 

"Melmoth el Errabundo"

"Melmoth el errabundo" (1820) por Charles Robert Maturin

"Melmoth el errabundo" es una novela de marcado género gótico, no en vano está considerada la obra cumbre de la novela gótica. Su protagonista, Melmoth, errará por el mundo de forma indefinida tras hacer un pacto con el Diablo, buscando a quien le acompañe en el tormento. Pasará por cárceles, manicomios y demás lugares siniestros en los que se encontrará con diferentes almas a las que intentará arrastrar consigo. En realidad, Melmoth es un mero punto de unión entre diferentes historias en las que podemos observar la decadencia del ser humano.

El autor es Charles Robert Maturin, un clérigo irlandés (1782-1824) que, sin embargo, no duda en criticar a la iglesia católica y su hipocresia, a la vez que critica a la sociedad en general.

Esta novela es gótica. Por momentos se hace algo pesada de leer, pero tiene también pasajes sorprendentes y vibrantes. A lo largo de toda la novela vemos diferentes historias, en las que Melmoth juega el papel de un ser demoníaco que va tentando a diferentes almas, para que le acompañen en su condena, pero en el fondo la novela nos muestra la decadencia y bajeza del ser humano.

Charles Robert Maturin

Escritor irlandés nacido en Dublín, educado en el Trinity Collage. Oscuro y excéntrico sacerdote, es autor de las novelas The Family of Montorio (1807), The Wild Irish Boy (1808),The Milesian Chief (1811), Women, Pour et Contre (1818) y The Albigenses (1824). También escribió las obras teatrales Bertram (1816), Manuel (1817) y Fredolfo (1819). Maturin es conocido principamente por su novela Melmoth el errabundo (1820), obra cumbre de la novela gótica, que subraya los aspectos más terribles y problemáticos de la vida humana. Su protagonista, Melmoth, una especie de Fausto y Mefistófeles, después de haber sellado un pacto con el Diablo, logra que su vida se prolongue indefinidamente, lo cual le convierte en un ser cuyo tormento no tiene fin, y sólo podrá librarse de su condena cuando encuentre a alguien dispuesto a asumir tal destino. Su errancia le conduce a los lugares más siniestros creados por los hombres: cárceles, manicomios, los tribunales de la Inquisición. Melmoth el errabundo se erige como un monumento a una visión infernal del destino humano, en el que sólo existe un acto eternamente repetido: el descenso y hundimiento en el abismo.

Los cantos de Maldoror por Isidore Ducasse -Conde de Lautréamont-



Los cantos de Maldoror (en francés, Les Chants de Maldoror) son un conjunto de seis cantos poéticos publicados en 1869, obra de Isidore Ducasse, más conocido por su pseudónimo de Conde de Lautréamont.

"Mi poesía consistirá, sólo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura." Canto II

Poema narrativo en prosa, de macabra belleza, llena de violencia, obscenidad e imaginería blasfema que «celebra el principio de El Mal... con una pasión comparable al fanatismo religioso».

Los cantos de Maldoror, obra entre las más atípicas y sorprendentes de la literatura, fueron escritos entre 1868 y 1869 y publicados ese mismo año. Los cantos que forman el libro son obra de un hombre de veintidós años al que la muerte se llevará apenas un año más tarde. Los ecos de estas páginas irán aumentando a lo largo del siglo XX, en particular por el impulso de André Breton, que vio en ese libro «la expresión de una revelación total que parece exceder las posibilidades humanas». Así, los surrealistas consideraron al libro como un precursor.

Estructura de la obra 

Los cantos de Maldoror obedecen a una estructura a la que el autor intenta ser fiel, a pesar de que su evolución testimonia lo contrario. La publicación de 1868 (sólo el primer canto) presentaba algunas partes dialogadas con indicaciones escénicas que fueron suprimidas en los siguientes. Llevan el sello de los textos en los que, al principio, Lautréamont se inspiró: el Manfred de Lord Byron, el Konrad de Adam Mickiewicz, el Fausto de Goethe. De estas figuras retendrá, sobre todo, la idea de un héroe negativo, satánico, en lucha abierta contra Dios, aunque el estilo elegido finalmente participa de la literatura épica; de ahí la división en estrofas de cada uno de los Cantos, con excepción del sexto y último, en el que la construcción de una pequeña novela de una veintena de páginas cambia el estilo hasta entonces adoptado.

Resumen

Resulta imposible resumir Los cantos de Maldoror: no hay hilo argumental. Se tiene la impresión de que en cada estrofa el autor da rienda suelta a su imaginación salvajemente rebelde, a su furor o a su guasa: sentimientos tan opuestos, pueden hacer en él buenas migas. Maldoror, ser sobrehumano, arcángel del mal, lucha bajo diferentes formas contra el Creador, a menudo ridiculizado (Dios en el burdel), y comete asesinatos en los que evidencia su sadismo y perversión. En la versión de 1868, una de las primeras escenas, refiere un diálogo con Dazet (un amigo del colegio, de Tarbes, cuyo nombre será suprimido en las siguientes ediciones), que nos deja ver, claramente que, por debajo de la ficción, subyace un sustrato biográfico.

Expresando el mundo épico, en el que se desarrollan estos actos extremos, los objetos y animales hablan, las metamorfosis se multiplican, está permitido el énfasis y el gigantismo de los personajes. Pero una ironía constante, avisa al lector, le obliga a tomar distancia, en el cara a cara con la narración y a juzgar el fenómeno literario que tiene ante sus ojos. Cada vez más esta voz crítica, se mezcla con el texto. Estamos invitados al espectáculo de hacer y deshacer la obra. A partir del cuarto canto, ya no es posible obviar esta contradicción, sus vampíricas frases dominan la sustancia del poema. La novela final es una lección de escritura, estigmatizando el estilo rocambolesco y más concretamente, el folletín que abundaba por entonces en los periódicos de grandes tiradas. Ésta última ficción, desarrolla una intriga esbozada en las páginas precedentes. El adolescente Mervyn, seducido por Maldoror, será inútilmente protegido por Dios y sus emisarios animales. Una última escena grandiosa lo ve proyectado tras la columna Vendôme hasta la cúpula del Panteón, lugares significativos ¡puede que demasiado!, y se puede adivinar en este incongruente acto una forma magistral de desembarazarse de todas las novelas del mundo y de las angustias sentimentales que las inspiran. Si Ducasse encuentra un extremo placer en fomentar escenas de rara violencia, en las que la desdicha y la mala intención tienen un punto sublime, no es menos visible que así, ajusta el tono único —el suyo— combinando la amplitud del ritmo y el superior desengaño, una suerte de ineludible y algo poderoso principio de antigravedad. La actividad de este rapsoda bibliófago pasa también por el plagio (numerosas son las copias que hace de diferentes obras, científicas sobre todo) que ha sabido elevar al nivel de un arte apropiándose de diferentes trozos de textos —algunos como el Apocalipsis— para integrarlos al suyo con un cuidado del efecto literario unas veces admirable y otras decepcionante.

Caractrísticas de la Literatura Gótica

Dentro de las características del movimiento gótico se encuentran:
  • Es melodramática, exagera los personajes y las situaciones con el fin de acentuar los efectos estéticos.

  • El autor crea un marco o escenario sobrenatural capaz, muchas veces por sí mismo, de suscitar sentimientos de misterio o terror.

  • En relación con lo anterior, importancia del escenario arquitectónico, que sirve para enriquecer la trama; las sombras y contornos de luz delimitan espacios y recrean sentimientos melancólicos. Recurso, pues, a todo tipo de elemento "oscuro".

  • Exaltación de la relación entre terror y éxtasis.

  • Exaltación de la muerte, la decadencia, los abismos, tinieblas etc..

  • Referencias a la locura, lo irracional, la bestialidad y demás características inhumanas o sobrenaturales.

  • Clara polarización entre el Bien y el Mal, este último a menudo interpretado por un personaje que hará las veces de villano.

 
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